Estas dos imágenes de Júpiter fueron obtenidas en la región espectral de 2.3 micras (correspondiente a un «color infrarrojo, no visible» donde el gas metano absorbe casi toda la radiación que le llega). Naturalmente, necesitamos una cámara especial, sensible solo al infrarrojo, que se llamaba MAGIC, acoplada al telescopio de 3.5m de Calar Alto, el segundo más grande de Europa.
Empleando esta técnica, detectamos, desde Calar Alto, el primer impacto de la sucesión de fragmentos en que se había divido el cometa Shoemaker-Levy 9 antes de chocar contra Júpiter y posteriormente detectamos el resto de impactos observables desde Calar Alto. En la imagen de la izquierda vemos a Júpiter antes de producirse la primera colisión (la del fragmento denominado «A»), y en la derecha lo vemos en el momento de máximo brillo del suceso. Tanto el método que empleamos, como la detección en sí fueron comunicados a la comunidad científica casi simultáneamente a estar produciéndose, a través de la red internet.
Además de detectar los impactos, se realizaron interesantes investigaciones al respecto de:
- Energía liberada
- Tiempos exactos de impacto
- Contenido en partículas
- Mecanismos de liberación de energía
- Profundidad de los diferentes fenómenos
- Consecuencias a largo plazo de las colisiones